domingo, 2 de diciembre de 2012

Entrevista final de perfil


·         Dorrel Nixon, luchador por la vida
Joyas de la Lucha Libre
Ø  Con más de 40 años en el deporte la fama no es algo que lo haya cambiado.

Él es Dorrel Nixon, ex luchador jamaiquino, mexicano de corazón y sin duda uno de los más grandes personajes de su época, se codeó con gente como El Santo a quien llegó a considerar un ídolo incluso durante su carrera, Mil Mascaras o Blue Demon. Él nos relata que desde los 16 años Nixon, llegó a Puebla de los Ángeles, ahí conoció a sus primeros amigos, trabajó de panadero, albañil y en sus ratos libres iba al gimnasio.

“Cuando llegué aquí a Puebla, no sabía nada de español, sin embargo hubo gente muy buena que me contrató en su negocio y ahí comencé a crecer”.

Al preguntarle como es que se decidió por ser luchador, Dorrel voltea la mirada al techo como recordando su historia y suelta una ligera risa para más tarde decir que fue una vez en el gimnasio que un amigo le dijo ¿por qué no vas a probarte en la Arena, dicen que pagan bien, además estas grandote? Lo cual hizo pensar a Dorrel que podía hacerse algo en ese rubro. Al no saber nada de lucha libre comenzó a hacer sus primeros ejercicios con uno de sus amigos en Puebla, Ángel del Rey, militar y compositor poblano e intimo amigo de Nixon en la actualidad.

Es así como llegó a ser un luchador de peso completo, su marcada complexión le habían servido para ganar el premio “Mr. Body Jamaica Beautiful” en 1950, un año antes de su partida a México, esto hacía a Dorrel un luchador temido simplemente por el físico, haciendo debut en 1955 contra Rudy Castillo, bajo la recomendación de Salvador Lutteroth, dueño de la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL).

Y fue así como surgió el gran Dorrel Nixon, con un físico envidiable, haciendo giras por todo el país, pero siempre con los pies en la tierra, menciona el deportista de 77 años. A finales de 1955 llegó a la gran Arena Coliseo para pelear con uno de los ídolos del momento, Blue Demon.

“Cuando yo llegué a la Ciudad de México, estaba sorprendido, en mi país no había tanta vanguardia, quedé maravillado, pero cuando entré a la Arena Coliseo, fue una emoción muy grande pues no sabía con quién iba a luchar, hasta que llegó mi manager y me dice “Nixon nos acabamos de sacar la lotería, vas a pelear con Blue Demon”. Fue un momento de alegría pero también de mucho miedo pues era temido entre los luchadores pero sabía que no me podía negar, aunque perdí esa pelea me sirvió de mucho haber conocido a quien más tarde sería un entrañable amigo”.

Mientras Dorrel Nixon cuenta su debut, los gestos hacen notar que su historia lo emociona y lo remite a su época gloriosa donde según sus palabras, la lucha libre de ese tiempo no requería de tanto espectáculo como la de ahora y era más un deporte olímpico, casi un arte.
Durante sus 40 años de carrera deportiva, Dorrel hizo varias buenas amistades, tales como la de El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, entre otros famosos de la época, nacionales y extranjeros. Toda su vida la dedicó a la lucha libre, a pesar de su físico imponente, él siempre perteneció al bando “técnico”.

Para el deportista jamaiquino el ser agradecido con la vida y con las personas que te ayudan y te ofrecen su amistad es muy importante
“Una persona de las que me apoyaron en Puebla me dijo: Tu eres muy orgulloso, eres muy ingrato Dixon; no fue sino hasta que me retiré de la lucha libre y me dediqué a leer la Biblia y vi lo que era la gratitud; regresé con esa persona y le dije: Perdóname por favor y le regalé una de las propiedades más grandes en el centro de Puebla, como símbolo del agradecimiento por todo lo que algún día me enseñó”.

Actualmente este veterano luchador de ojos azules y físico envidiable aún, dedica su tiempo a leer la Biblia y tratar de predicar con el ejemplo, pues considera que todo lo que se hace en esta vida tiene una consecuencia buena o mala para quien lo hace. A raíz de su “encuentro con Dios”, como él lo relata, aprendió a ser humilde, agradecido y a hacer lo que se pueda por quien necesite un poco de ayuda.

“En los últimos años he ido a dar platicas a jóvenes como tu, para que equilibren su vida, hagan deporte, lo vean como una manera de superarse, distraerse y tener una mente sana, porque cuanto tu tienes una mente sana, tu cuerpo esta sano, con eso tienes la felicidad y debes agradecer a Dios por permitirte serlo”.

“Para mi lo más importante es poder ayudar a la gente, conocí la fama y estuve rodeado de ella por mucho tiempo, viví un tiempo en la arrogancia, pero ahora me doy cuenta que no hay como hacer el bien a una persona, así sea tu peor enemigo, siempre debes perdonar y hacer lo que puedas para quitarle una piedra del camino”, dice el jamaiquino con un tono de voz un tanto más serio y reflexivo que el mostrado a lo largo de la entrevista.

Pero la tragedia también a marcado a este noble ser humano, pues hace algunos años, uno de sus hijos murió a causa de un asalto en Puebla, a pesar del dolor y la injusticia de las leyes mexicanas, Dorrel perdonó y le dejó la tarea a Dios de castigar a los culpables, asimismo como el castigo que cree recibió otro de sus hijos al caer en el mundo de las drogas y las adicciones.

Sin embargo y pese a toda circunstancia él tiene una fuerte convicción en el bien divino y que hará tarde o temprano se pague lo que se hizo en esta vida.

Es así como Dorrel Dixon dio una muestra de su vida, una ventana al tiempo y a la mente de un ser humano que a pesar de su profesión deportiva que marcó su vida y a la que le debe su fama, él es ahora un ser humano que trata de hacer el bien por sobre todas las cosas, con sus siete décadas de vida le quedan ganas de vivir y de dar consejos de vida a los que más necesitan una orientación.

“Mando un saludo para todos los alumnos de la universidad de Méxicoy recuerden que la formula para ser una persona feliz y vivir plenamente hay que tener conocimiento y sabiduría es amar a Dios con todo su corazón”.





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