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Dorrel Nixon, luchador por la vida
Joyas
de la Lucha Libre
Ø
Con
más de 40 años en el deporte la fama no es algo que lo haya cambiado.

“Cuando
llegué aquí a Puebla, no sabía nada de español, sin embargo hubo gente muy
buena que me contrató en su negocio y ahí comencé a crecer”.
Al
preguntarle como es que se decidió por ser luchador, Dorrel voltea la mirada al
techo como recordando su historia y suelta una ligera risa para más tarde decir
que fue una vez en el gimnasio que un amigo le dijo ¿por qué no vas a probarte
en la Arena, dicen que pagan bien, además estas grandote? Lo cual hizo pensar a
Dorrel que podía hacerse algo en ese rubro. Al no saber nada de lucha libre
comenzó a hacer sus primeros ejercicios con uno de sus amigos en Puebla, Ángel
del Rey, militar y compositor poblano e intimo amigo de Nixon en la actualidad.
Es
así como llegó a ser un luchador de peso completo, su marcada complexión le
habían servido para ganar el premio “Mr. Body Jamaica Beautiful” en 1950, un
año antes de su partida a México, esto hacía a Dorrel un luchador temido
simplemente por el físico, haciendo debut en 1955 contra Rudy Castillo, bajo la
recomendación de Salvador Lutteroth, dueño de la Empresa Mexicana de Lucha
Libre (EMLL).
Y
fue así como surgió el gran Dorrel Nixon, con un físico envidiable, haciendo
giras por todo el país, pero siempre con los pies en la tierra, menciona el
deportista de 77 años. A finales de 1955 llegó a la gran Arena Coliseo para
pelear con uno de los ídolos del momento, Blue Demon.
“Cuando
yo llegué a la Ciudad de México, estaba sorprendido, en mi país no había tanta
vanguardia, quedé maravillado, pero cuando entré a la Arena Coliseo, fue una
emoción muy grande pues no sabía con quién iba a luchar, hasta que llegó mi manager y me dice “Nixon nos acabamos de
sacar la lotería, vas a pelear con Blue Demon”. Fue un momento de alegría pero
también de mucho miedo pues era temido entre los luchadores pero sabía que no
me podía negar, aunque perdí esa pelea me sirvió de mucho haber conocido a
quien más tarde sería un entrañable amigo”.
Mientras
Dorrel Nixon cuenta su debut, los gestos hacen notar que su historia lo
emociona y lo remite a su época gloriosa donde según sus palabras, la lucha
libre de ese tiempo no requería de tanto espectáculo como la de ahora y era más
un deporte olímpico, casi un arte.
Durante
sus 40 años de carrera deportiva, Dorrel hizo varias buenas amistades, tales
como la de El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, entre otros famosos de la época,
nacionales y extranjeros. Toda su vida la dedicó a la lucha libre, a pesar de
su físico imponente, él siempre perteneció al bando “técnico”.
Para
el deportista jamaiquino el ser agradecido con la vida y con las personas que
te ayudan y te ofrecen su amistad es muy importante
“Una
persona de las que me apoyaron en Puebla me dijo: Tu eres muy orgulloso, eres
muy ingrato Dixon; no fue sino hasta que me retiré de la lucha libre y me
dediqué a leer la Biblia y vi lo que era la gratitud; regresé con esa persona y
le dije: Perdóname por favor y le regalé una de las propiedades más grandes en
el centro de Puebla, como símbolo del agradecimiento por todo lo que algún día
me enseñó”.
Actualmente
este veterano luchador de ojos azules y físico envidiable aún, dedica su tiempo
a leer la Biblia y tratar de predicar con el ejemplo, pues considera que todo
lo que se hace en esta vida tiene una consecuencia buena o mala para quien lo
hace. A raíz de su “encuentro con Dios”, como él lo relata, aprendió a ser
humilde, agradecido y a hacer lo que se pueda por quien necesite un poco de
ayuda.
“En
los últimos años he ido a dar platicas a jóvenes como tu, para que equilibren
su vida, hagan deporte, lo vean como una manera de superarse, distraerse y
tener una mente sana, porque cuanto tu tienes una mente sana, tu cuerpo esta
sano, con eso tienes la felicidad y debes agradecer a Dios por permitirte serlo”.
“Para
mi lo más importante es poder ayudar a la gente, conocí la fama y estuve
rodeado de ella por mucho tiempo, viví un tiempo en la arrogancia, pero ahora
me doy cuenta que no hay como hacer el bien a una persona, así sea tu peor
enemigo, siempre debes perdonar y hacer lo que puedas para quitarle una piedra
del camino”, dice el jamaiquino con un tono de voz un tanto más serio y
reflexivo que el mostrado a lo largo de la entrevista.
Pero
la tragedia también a marcado a este noble ser humano, pues hace algunos años,
uno de sus hijos murió a causa de un asalto en Puebla, a pesar del dolor y la
injusticia de las leyes mexicanas, Dorrel perdonó y le dejó la tarea a Dios de
castigar a los culpables, asimismo como el castigo que cree recibió otro de sus
hijos al caer en el mundo de las drogas y las adicciones.
Sin
embargo y pese a toda circunstancia él tiene una fuerte convicción en el bien
divino y que hará tarde o temprano se pague lo que se hizo en esta vida.
Es
así como Dorrel Dixon dio una muestra de su vida, una ventana al tiempo y a la
mente de un ser humano que a pesar de su profesión deportiva que marcó su vida
y a la que le debe su fama, él es ahora un ser humano que trata de hacer el
bien por sobre todas las cosas, con sus siete décadas de vida le quedan ganas
de vivir y de dar consejos de vida a los que más necesitan una orientación.
“Mando
un saludo para todos los alumnos de la universidad de Méxicoy recuerden que la
formula para ser una persona feliz y vivir plenamente hay que tener conocimiento y sabiduría es amar a Dios con todo
su corazón”.
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