El pasado sábado la selección olímpica de fútbol ganó por primera vez en su historia un campeonato olímpico, lo cual la ha catapultado hacia la medalla de oro en los recién clausurados juegos olímpicos de Londres 2012. Y qué mejor lugar para este reconocido título que el estadio de Wembley, sede de los más importantes partidos locales e internacionales, donde su pasto ha vivido miles de historias en su haber.
Pero mientras en Londres y al mismo tiempo en México celebrábamos esta victoria "nacional", otros hacían uso de las redes sociales para menospreciar el campeonato y tratar de hacer volver a la "realidad" que vive el país. Lo cierto es que aunque hubo este tipo de reproches y amarguras por parte de los "no aficionados", no bastó para que la gente no volcara de alegría y celebrara en los diversos puntos representativos de la ciudad como en "El Ángel", lugar que ya es costumbre entre la sociedad mexicana capitalina.
Hay que tener fe en este nuevo equipo, ya que por lo menos la mitad de los medallistas olímpicos estarán presentes en lo que serán los eventos deportivos más importantes de los próximos años, tales como la Copa Confederaciones, el Mundial de fútbol de Brasil y por qué no, hasta las próximas olimpiadas, todos estos eventos hay que recordar serán en Brasil y por supuesto que su selección estará presente por lo que se anticipa una serie de revanchas de alto nivel.
Ahora que la selección mexicana se "codea" con los grandes, no les queda más que seguir en el ascenso hasta que se puedan obtener los mejores resultados y no conformarse con el brillo que produce el oro, ni dejarse cegar y tener los "tacos" bien puestos sobre el pasto, mejorar su nivel y por el lado de la afición seguir apoyando para que estos jóvenes puedan dar más orgullo a su país y de la misma manera sirvan de inspiración para muchos otros.
Para finalizar, la Federación Mexicana de Fútbol debe apoyar más al balonpié mexicano y aprovechar este momento que atraviesan los jugadores para impulsar sus carreras hacia un mejor futuro, sea en el extranjero o en el mismo país pero que sean reconocidos por su gran esfuerzo.
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